Tócame el corazón con el pie
Estoy un poco ñoña últimamente. Me lo noto y me molesta. Me di cuenta ayer mientras paseaba en bici por Munich toda yo imbuida de domingo otoñal, de perfume de hojas recién caídas, de atardecer tormentoso, de Be-Bop susurrado a mi oído por Ella Fitzgerald y Louis Amstrong… Un asco, vamos. Hoy todavía me duraba el blandiblup mental y me he sorprendido a mí misma canturreando “Autumn in New York” de buena mañana al llegar a la oficina, con lo mal que yo canto… Vamos, que no tengo más remedio que despertar urgentemente al diablillo que se ha quedado dormido sobre mi hombro izquierdo, a ver si de una vez por todas le estampa la lira en la cabeza al angelote que está campando a sus anchas en el derecho.
De todos modos menos mal que me he dado cuenta a tiempo, porque si me descuido me convierto en un libro de autoayuda. Y ya que estamos con el tema, creo que si yo escribiera uno lo titularía algo así como “Tócame el corazón con el pie”, parafraseando Woody Allen en Annie Hall, y estaría riéndome hasta el día del juicio de las rocambolescas y profundas interpretaciones que se podrían sacar de frase tan absurda y deliberadamente irónica.
P.D: Os regalo una foto otoñal fruto de mi estado. No me la tengáis en cuenta.
2 comentarios
smitty -
Julio -
Nada, que te quería devolver tu visita a mi blog, y ¡mujer!, siempre nos han dicho que los buenos eran los angelitos y los malos los diablos, pero ahora, como todo cambia....
Encantado, gracias y un saludo