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Mujer on constant sorrow

Del cielo y el infierno en el mundo de Ikea

Del cielo y el infierno en el mundo de Ikea

Ikea es como la vida misma. O como la muerte. 

Lo primero es un larguísmo camino de peregrinación hasta la ansiada meta. Un camino que, para las almas perdidas que no tienen coche, es aún si cabe más penoso. Para mí, que no tengo coche (¡con lo que yo he sido!), el camino constó de tranvía, metro y autobús por la estepa helada del extrarradio muniqués, ahí es nada. 

Pero bueno, uno va con ilusión, descansado y con ganas de comerse el mundo, así que el arduo viaje se pasa rápido. Y enseguida te hacen subir...al cielo. Allí está el mundo Ikea en todo su esplendor. Todos los muebles montados en sus ambientes ideales y todos a tu alcance. Es como hacer la carta de los reyes: ves lo que te gusta y te lo apuntas. Así de feliz. Que si la mesa en este color, el mueble de tal otro...vamos, un paseo en el que tú ya te vas haciendo a la idea de lo que será tu casa...algún día no muy lejano. Lo que ocurre es que la cosa no queda ahí.

Después del paseo y de reponer fuerzas en el restaurante Ikea, cuando uno cree que ya en breve se va a casita, pues no, entonces llega el descenso  los infiernos.

Bajar del paraíso Ikea a su correspondiente submundo es como pasar de creer en los reyes a saber que son los padres en 5 segundos y sin tiempo para disfrutar. Bueno, digamos algo más, lo que tardas en atravesar el largo purgatorio del menaje del hogar. Ollas, sartenes, platos, vasos, edredones, lámparas...y uno se plantea llegado a ese punto la duda existencial de en qué momento llegaron a su casa (la de sus padres) todas esas cosas aparentemente insignificantes que siempre estuvieron allí. Pero, como todo en la vida, este peregrinaje también se pasa y llegas a la parte más siniestra de la reina de las casas de muebles.

Porque en el submundo de Ikea no hay camellos que carguen con los regalos que uno se ha apuntado tan algremente en su lista de reyes, a pesar de que una también es una reina, o al menos eso piensa.  Aquí lo que hay son unos carros incomodísimos donde apilar las cajas en las que supuestamente están tus muebles, aunque relamente no te lo acabes de creer. Y piensas incrédulo ¿de verdad que en esta caja tan chunga está mi escritorio?

En esta zona infernal ya no hay ambientes bonitos, ni colores, ni empleados sonrientes de Ikea que hacen las delicias del consumidor. Aquí sólo hay estanterías, números y cajas, muchas cajas. Y, para tu desgracia, una carta de reyes interminable hecha con demasiada ilusión. 

Finalmente, deslomado, sudado y cansado, uno acaba y paga y hace enviar todo al nuevo apartamento y coge el autobús de vuelta y el metro y el tranvía y llega a casa... y piensa feliz que lo ha conseguido y que cual Perséfone se ha librado del yugo infernal de la maléfica Ikea. Pero la sombra del montaje aparece negra en el horizonte... Entonces uno se mete en la cama, y con una elegancia al más puro estilo Escarlata O’Hara, se dice a sí mismo: "mañana será otro día", mientras se duerme pensando en la cantidad de cosas bonitas y útiles y ¡a qué precios! ha comprado en Ikea: la mejor amiga del "homo in mudanza".

4 comentarios

Nuria -

Pues imagínate hacer ese peregrinaje con JL... Y menos mal que al comprobar el tamaño y el peso de las cajas (porque anda que no pesan!) se le quitaba de la cabeza la idea de que las lleváramos nosotros mano a mano a casita, que nosotros tampoco tenemos coche... Lo bueno, es que, como dice JL, aunque tardarás unos mesecillos en tener la casa toda mona (de todos modos, creo que tú tardarás menos que nosotros; según me ha contado Eva, lo compraste todo el otro día!!!), al final llega el maravilloso día en que la empiezas a disfrutar.
Un besito y mucho ánimo!

JL -

Dios, que grande, jajajaja...
Como me he reido... yo despues de ir 3 veces a Ikea, porque no pienses que es la ultima que vas a ir, NO, estoy hasta las mismisimas y no pienso volver!!! Ja, riete tu de la vajilla... bueno, por lo menos tengo que decir, que de aqui a unos cuantos meses, porque son unos cuantos, preparate, cuando ya lo tengas todo montado, en su sitio, buenooooooooo, no vamos a entrar en el tema limpieza que madre mia, si quieres te mando a Nuria, jajajaja... total, que lo unico que queria decirte es que mucho animo, que al final se llega al disfrute... joer, definitivamente hasta ir a Ikea es como pegar un polvo, jejejeje... nos vemos, ciao. PD: La parte del montaje es la mejor, sobre todo cuando metes el tornillo donde no toca y la cosa se jode... me reitero en mi anterior frase... AEU

JL -

Dios, que grande, jajajaja...
Como me he reido... yo despues de ir 3 veces a Ikea, porque no pienses que es la ultima que vas a ir, NO, estoy hasta las mismisimas y no pienso volver!!! Ja, riete tu de la vajilla... bueno, por lo menos tengo que decir, que de aqui a unos cuantos meses, porque son unos cuantos, preparate, cuando ya lo tengas todo montado, en su sitio, buenooooooooo, no vamos a entrar en el tema limpieza que madre mia, si quieres te mando a Nuria, jajajaja... total, que lo unico que queria decirte es que mucho animo, que al final se llega al disfrute... joer, definitivamente hasta ir a Ikea es como pegar un polvo, jejejeje... nos vemos, ciao. PD: La parte del montaje es la mejor, sobre todo cuando metes el tornillo donde no toca y la cosa se jode... me reitero en mi anterior frase... AEU

chas -

"ikea es como la vida misma , o como la muerte " arranque brutal !!!me mola tu estilo elvira lindo aunque la próxima vez desmádrate un poco mas hijita , saca tu lado rotten , que sé que lo tienes ,je , je . En fin , una cosa sí me queda clara , si tú y yo ya teníamos la seguridad de que Sanchez Dragó es el anticristo , ahora veo claro ( en realidad era obvio , no sé como no lo vi antes ) que los ikea son sus satrapías extendidas por todo el mundo...Me mola , ya tienes un asiduo de tu blog..