A matter of chance
La pregunta de un domingo de la tarde, lluvioso y gris, mientras escucho a Amos Lee es ¿qué coño hacía yo un sábado a las 7:00 de la de la mañana en un afterhours en el Kunstpark Ost?. Ya, ya sé que esto del Kunstpark no os dirá mucho a algunos de los que leáis este post. Pero ya os lo digo yo: el Kunstpark Ost es un antiguo parque industrial reconvertido en zona de discotecas, vamos, lo peor de lo peor. Pero el caso es que fuimos allí el viernes depués la fiesta española de la Oly Disco, porque, aparentemente, la noche se había hecho corta. El garito donde estuvimos se llamaba Do Brasil y allí estaba la crem de la crem de Munich, empezando por abajo, claro. Pero, a pesar del ambiente, allí había música y se podía bailar, que era de lo que se trataba. Y tan feliz, hasta que me di cuenta de que me había desaparecido la cartera. ¡Horror! Lo peor no eran las pelas, sino la perpectiva de tener que pasar por la toda la burocracia de renovación de tarjetas y documentación varia, así que, con las defensas bajas por el alcohol y el cansancio, pasó lo que tenía que pasar: empecé a llorar y creo que no paré hasta una hora después. Llorando busqué por el garito, llorando hablé con los porteros y camareras, llorando rebusqué en las basuras de los baños (prefiero no pensar lo que debí de tocar), mientras veía espantada cómo a Pablo lo sacaban del bar cogido por el cuello (estuvo a punto de haber bronca) y llorando hice la denuncia en el furgón de policía que parecía estar allí para la ocasión (¿qué coño hacían allí 7 policías?). En fin, poco a poco, y en gran parte gracias a Gabi, se me empezó a pasar el berrinche (cómo se queda una después de haber llorado a gusto) y cada vez me salían más risas que lágrimas, hasta que por fin me calmé (tampoco había para tanto, al fin y al cabo) y nos dirigimos a un metro que nos llevase, no a casa, sino a desayunar.
Pero la noche y sus peripecias no había acabado aún, porque pasó lo impensable: una pareja de revisores nos pilló a la mayoría sin billete. ¿Quién se iba a pensar que nos iban a controlar? Estadísticamente es difícil que te roben y te controlen en el metro la misma noche ¿no? Pues bien, nuestra suerte fue desigual: algunos se escabulleron con elegancia (esa elegancia torera española que no me cansaré de ensalzar), otros tenían billete y yo monté tal pollo de indignación que creo que el tío no supo qué hacer conmigo y me dejó en paz. El caso es que el pobre Juanito fue el único al que le cascaron los 40€ de multa y eso que llevaba billete mensual, pero el de mayo... Las cosas así, ya sólo nos quedaba de verdad desayunar. Y allá que nos fuimos al centro en una soleada mañana de sábado, entre ancianitos madrugadores, familias con niños y grupos de japos cámara en ristre, a buscar un sitio para comer algo e irnos a la cama lo antes posible. El paseo fue, por supuesto, surrealista y el desayuno, igualmete surrealista, al final fue consumado en el Mcdonalds, como no podía ser de otro modo.
Me metí en la cama a las 12 de la mañana, en el fondo contenta, porque, al fin y al cabo, había disfrutado del único rato de sol que hemos tenido en las últimas dos semanas. No hay mal que por bien no venga.
Es curioso: todo esto pasó en la madrugada de una ciudad que se caracteriza por los contados días en que luce de verdad el sol y por su baja tasa de delicuencia. Como se pregunta el narrador en la genial introducción de la película Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999) "Is it just a matter of chance?"
7 comentarios
paco -
kiero el resumen de los 1º 8 capitulos
POR FAVOR!!!!!
elena -
ana -
Die Efa aus München -
Mujer on constant sorrow -
a scuba diver named delmer daryon -
rosa -
un besito guapa, a ver si nos relatamos de manera recíproca nuestras vidas